Descubre el iPad como editor de vídeo

Hoy os vamos a contar nuestra experiencia sobre la utilización del iPad como editor de vídeo. Para ello, como en el post anterior, nos remitimos al trabajo desarrollado durante el blogtrip Valenciaterraimar.

Como os comentamos, se trataba de publicar vídeos de 2 a 3 minutos sobre las actividades que realizaban los bloggers invitados (Gastronomiaycia, El Aderezo, Viaje al Atardecer, Diario del Viajero y Guía Repsol). Inmediatamente después de, por ejemplo, la visita a la Pastelería Ramiro de Gandía (excelente, por cierto), había que editar el clip de vídeo para subirlo a Youtube y que fuera twiteado por los bloggers (y más adelante, incorporado a los artículos de los propios blogs).

Cuando tienes experiencia en edición sobre programas profesionales como Avid o Final Cut Pro, instalados en ordenadores potentes con pantallas dobles de 24 pulgadas o una pantalla de 27 pulgadas, tener que editar en una tableta supone un acto de fe: debes creer que es posible para hacerlo realidad.

En primer lugar, el tamaño de la pantalla es importante. No es lo mismo organizar el material audiovisual en una pantalla de 9 pulgadas que en una de gran tamaño. El grado de precisión tampoco es el mismo, aunque con el dedo puedes hacer muchas cosas, y las prestaciones de los sistemas de edición nos son equiparables.

Editar con iMovie

Aun así, nos lanzamos a hacer pruebas, en primer lugar con el popular iMovie, el editor de vídeo por excelencia de los dispositivos móviles iOS de Apple.

La aplicación realmente permite hacer muchas cosas (titular, incorporar fundidos y cortinillas, efectos de vídeo como ralentizaciones o aceleraciones, movimientos sobre fotografías), pero tiene una limitación importante en la gestión del audio. Por lo menos hasta el momento de escribir este post, iMovie no te deja acortar un clip de audio (por ejemplo, un tema musical) incorporado al montaje, para situarlo en una parte determinada del metraje, ni separar el audio del vídeo para tratarlos por separado, ni tampoco crear más de tres pistas de sonido. Esta limitación, para nosotros es realmente importante, por lo que seguimos buscando.

Pinnacle Studio, el mejor editor de vídeo para iPad

Descubrimos a continuación la aplicación Pinnacle Studio (que fue de Avid, pero no lo es desde hace poco), un editor de vídeo diseñado para iPad que, en muchas cuestiones, marca diferencias respecto a iMovie. La cuestión del audio es fundamental. Tranquilamente puedes editar el audio original para sincronizarlo o desincronizarlo, según convenga, y utilizarlo al margen del vídeo correspondiente. Puedes incorporar voz en off de un narrador (en iMovie, también), y pistas para la música. Y tiene la posibilidad de hacer cortes de precisión. En el momento en que nosotros editamos los vídeos del blogtrip, no era posible hacer zooms y panorámicas sobre fotos, pero tras posteriores actualizaciones esto ya es posible también.

Sin embargo, iMovie tiene una opción de la que carece Pinnacle, y es que deja señalizada con una raya amarilla en el clip original, la parte que se ha utilizado en la edición. Esperemos que esta prestación la incorpore pronto Pinnacle.

Otro día hablaremos de cómo hacer vídeos con aplicaciones tipo Vine. Aquí tenéis uno realizado con Cinemagram, en un hotel de Gandía mientras editábamos el clip de vídeo de la Pastelería Ramiro, tumbados en la cama 😉

La publicación de los vídeos

Una vez terminados los vídeos, Pinnacle te permite subirlos inmediatamente a Youtube (también a Facebook, a Dropbox, al correo electrónico o al carrete) y lo hace sin problemas hasta a 1080p.

Un poco de frustración

Todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Si bien las aplicaciones de edición en tableta permiten un montaje rápido y bastante preciso, evidentemente, no lo es tanto como una suite en una estación de trabajo. Y eso al editor profesional no deja de causarle cierta frustración, cuando comprueba que el resultado final no es tan perfecto como hubiera querido.

El origen de esa pequeña frustración no es solo por el dispositivo o la aplicación utilizadas, sino por las exigencias de la inmediatez y de las corrientes low cost de nuestro tiempo, que nos nos permiten aplicar muchas veces el plus de dedicación que hace de un buen trabajo un trabajo excelente.

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